Addictware | Noticias de Tecnología - Los retos de seguridad para la votación en línea

Es tiempo que las agencias gubernamentales y profesionales en seguridad se unan para establecer, de manera proactiva, políticas y estándares de seguridad que puedan seguirse y sean obligatorios.

pedro paixao smallEn países donde se permiten las elecciones abiertas, con frecuencia se desarrollan reglamentos y procesos clasificados para seleccionar, recolectar y tabular los votos; en parte porque el conteo y manejo de éstos consume mucho tiempo, además de que diferentes grupos, especialmente aquellos con poder, tienen fuertes intereses establecidos no sólo en el resultado, sino en el proceso mismo. 

En Estados Unidos, por ejemplo, los norteamericanos no votan realmente por los candidatos presidenciales, excepto por las listas de “electores” que prometen apoyar a esos candidatos. De hecho, el Presidente de los Estados Unidos en realidad es elegido por un Colegio Electoral conformado por 538 individuos y necesita una mayoría de 270 votos para ganar. Muchos norteamericanos no tienen idea de este proceso, al menos no hasta que las listas de electores son elegidas; sin embargo, las personas pertenecientes a estas listas, no tienen que votar, necesariamente, por el candidato para el que fueron seleccionados en un inicio.

Por otra parte, aquellos que entienden el proceso del Colegio Electoral, un creciente número siente que es hora del cambio a una sola persona –el cual es un modelo de elección popular de votación individual. Ellos argumentan que se cuenta con la tecnología para colocar sistemas electrónicos de votación para llevar a cabo el voto popular y los resultados pueden ser tabulados de forma inmediata, sin embargo, no hay que ir tan rápido. Existen serios problemas de seguridad en torno a las votaciones en línea que aún necesitan ser sorteados antes que algo como esto pueda volverse una realidad confiable en todo el mundo, no sólo en los Estados Unidos. 

Las elecciones se realizan en varias etapas y cada una conlleva riesgos. Son pocas las elecciones que excluyen a los partidos con intereses establecidos en el resultado, ya sea en una elección local o una a nivel nacional con profundas implicaciones internacionales, así como la motivación para esquivar la ley con tal de alcanzar sus objetivos. 

El hackeo de campañas electorales 

Durante la época de campañas, los candidatos desarrollan enormes bases de datos de los votantes, realizan encuestas internas, aprueban y procesan políticas, mensajes y posiciones, analizan la retroalimentación de votantes potenciales y llevan a cabo la recolección y administración de contribuciones a sus campañas.

Las campañas electorales son una mina de oro de información para los candidatos de oposición, para los estados con intereses establecidos en los resultados, para los hacktivistas y para los cibercriminales quienes buscan acceder a la información de las personas que contribuyen financieramente a las campañas 

Algunas veces, el desafío de las campañas electorales es conocido como el modelo del “eslabón más débil”. Si bien una campaña nacional puede tener aseguradas sus oficinas centrales (aunque las noticas sobre intrusiones en el ciclo de esta elección sugiere que no siempre es así), las oficinas locales que comparten información con organizaciones nacionales, no cuentan con personal de TI o con las habilidades para garantizar que no se verán comprometidos en su seguridad.

Los hackers no necesitan entrar a través de la puerta principal cuando existen muchas otras puertas potenciales con poca protección de donde escoger, como ya lo demostraron los hackeos sufridos este año por el Comité Nacional Demócrata. Los intentos de “phising” también han alcanzado su máximo en estas campañas, especialmente en las altamente polarizadas, debido a que son un punto de entrada muy común para penetrar las redes, enviar e-mails con “anzuelos” sobre los candidatos es una buena forma para engañar a los usuarios para que abran los enlaces. 

Hackeando las máquinas de votación 

Incluso en los países democráticamente avanzados, muchos sistemas electrónicos de votación no están actualizados y carecen de los controles básicos de seguridad. Claro que esto no es un problema nuevo. Estamos hablando que esto sucedió en los Estados Unidos durante la elección pasada, por lo que urge un ajuste tecnológico. Aunque los investigadores demostraron que la alteración con software usada en algunas máquinas de votación es realmente bastante trivial, cuatro años después, no se ha hecho nada. Un problema (afortunado) es que no nos percatamos de las múltiples intrusiones durante las elecciones pasadas, por lo que como muchas empresas, hasta que no haya una intrusión mayor o que impacte el servicio, se continuará haciendo lo mínimo indispensable. 

Por supuesto, 75 % de los votantes en Estados Unidos son elegidos usando boletas. Además, muchas máquinas electrónicas imprimen boletas por lo que existe un rastro de papel para tener con qué comparar los resultados. Pero en una tendencia alarmante, cinco estados (Georgia, Delaware, Lousianna, Carolina del Sur y Nueva Jersey) utilizan máquinas de votación que ofrecen la opción para auditar los resultados después de que se ha realizado el voto. 

Y la realidad es que esconder malware en las actualizaciones del software de la máquina no es un reto de ingeniería muy complejo. Y así como las amenazas se vuelven más sofisticas y las máquinas de votación que están permanentemente conectadas son más ampliamente usadas, la alteración en los resultados de la votación es un riesgo muy fácil de predecir y el cual se incrementará con el tiempo. Imagine un algoritmo que sólo pueda cambiar los votos suficientes del candidato A al candidato B como para afectar el resultado, sin que sea tan grande para levantar sospechas. Proteger los resultados de la votación de tales amenazas avanzadas requerirá incrementar la utilización de sofisticadas tecnologías de seguridad para mitigación y detección. 

Claro que parte del problema es la misma infraestructura. Un gran número de estos sistemas conectados de votación están instalados en escuelas, ayuntamientos o en otros edificios gubernamentales locales que, rara vez, cuentan con presupuesto o recursos técnicos para implementar el tipo de seguridad avanzada que se necesita para detectar sofisticadas amenazas. 

La alteración directa de las máquinas es sólo uno de los desafíos. Los hackers también pueden, potencialmente, interceptar el tráfico entre las máquinas de votación electrónicas conectadas al Internet y el servidor de la base de datos, con sólo agregar votos o mientras esa información es reenviada a las transmisiones en vivo. Así como el software de votación se vuelve más sofisticado y realiza tareas como conectarse directamente a la base de datos del registro de votantes para validarlos automáticamente (tarea hecha a mano en la mayoría de los lugares), requerirá una conexión a Wi-Fi de tiempo completo, debido a lo cual, los retos de seguridad sobrepasaran, casi de manera inmediata, las capacidades y medidas de seguridad locales.

Y no sólo el fraude de votación es un problema. Muchos expertos han dicho que algunos gobiernos están desarrollando bases de datos masivas de los ciudadanos y de otros países. Este tipo de inteligencia puede ayudar a los hackers a identificar objetivos de interés, tales como extranjeros que viven en determinado país y que aún cuentan con familia en su país de origen. Entre más información puedan recolectar sobre ellos, más fácil será chantajearlos o utilizar a miembros de su familia para obligarlos a realizar actividades ilícitas como el espionaje. Los sistemas de votación son fuentes ideales para este nefasto tipo de recolección de información.

Hackeando el Voto en Línea 

Los desafíos que se subrayan anteriormente son graves si considera cosas como el voto nacional en línea. Adicional a las diferentes clases de desafíos ya discutidos, puede agregar elementos como los votos y los votantes de broma, ataques de denegación de servicio, ataques a los centros de datos e incluso errores básicos del usuario. 

Debido a los retos  generados durante el registro en línea del Affordable Care Act (ObamaCare) en los Estados Unidos, la creación de un registro nacional en línea que sea seguro y de un sistema de votación que proteja, apropiadamente, a los votantes y que al mismo tiempo garantice un proceso electoral a prueba de alteraciones, todavía está muy lejos. Para una democracia, los riesgos deben sopesar problemas como la eficiencia y los intereses propios. 

Desafortunadamente, las mejoras en la seguridad son, con frecuencia, conducidas por las intrusiones. Pero este es un escenario donde esa clase de proceso de status quo solamente eleva los costos. Es tiempo que las agencias gubernamentales y los profesionales en seguridad se unan para establecer, de manera proactiva, políticas y estándares de seguridad que puedan seguirse y sean obligatorios –porque hasta que eso pase, continuaremos teniendo serios problemas de seguridad.

¿Qué piensa? ¿Algo como ésto ha sido implementado donde vive? ¿Cómo han sido enfrentados los problemas de seguridad? Nos encantaría escuchar más.