El país cuenta con plataformas pequeñas pero suficientes para el desarrollo económico basado en biotecnología.
Debido al crecimiento poblacional que se registrará en los próximos años, México deberá estar preparado para poder proporcionar a sus habitantes las condiciones necesarias para una mejor calidad de vida. Las demandas por medicamentos y servicios de salud modernos así como una industria con procesos limpios y productos competitivos, representan retos extraordinarios para nuestra sociedad. La biotecnología es una de las áreas del conocimiento científico que ha logrado la evolución más acelerada en las últimas décadas y una de las que mayor impacto ha tenido en el desarrollo de diversos sectores económicos, en particular los orientados al mejoramiento en salud y a la transformación industrial enfocada a la producción de fármacos y alimentos.
Dos rubros de la biotecnología conforman la principal actividad en nuestro país: las vacunas y los fármacos. Las vacunas constituyen, sin duda, el mayor esfuerzo de investigación asociado a la biotecnología, no solo en México sino en el mundo; mientras que el principal aporte en la industria farmacéutica consiste en la reducción del tiempo entre el desarrollo de un producto y su colocación en el mercado.
La mayoría de los países de América Latina invierten un promedio de 0.5% del PBI en Investigación y Desarrollo; lugares como México, Brasil y Chile, han incrementado su inversión en biotecnología. Nuestro país tiene un importante potencial en el campo de la salud humana, a pesar de enfrentarse a la necesidad de impulsar negocios innovadores.
Hoy en día, la industria farmacéutica se enfrenta a un escenario donde las compañías de genéricos empiezan a comercializar, a menor precio, las fórmulas sin patente. Esto ha permitido que las principales empresas farmacéuticas como Pfizer, Roche o Sanofi continúen con gigantescas aportaciones en el desarrollo de los productos aunque, con el fin de unir capacidades y recuperar la inversión, están buscando laboratorios pequeños y especializados en ciertas enfermedades, para fusionarse, generando alta competitividad comercial y tecnológica; tal fue el caso de Sanofi cuando adquirió Genzyme.
El precio de mano de obra, los estudios y el tamaño poblacional de México para probar enzimas y medicamentos han sido factores determinantes para que las grandes compañías farmacéuticas traigan al país sus centros de investigación. Estos movimientos beneficiarán la economía, generando oportunidades para crear empleos, asi como nuevas carreras o licenciaturas, no solo en los centros consagrados como UNAM y el IPN, que son las dos puntas de lanza.
El desarrollo de la biotecnología apoyará la consolidación de perfiles científicos y técnicos; ejecutivos expertos que propicien el desarrollo de medicamentos que se puedan distribuir a nivel nacional y mundial. Actualmente las carreras más demandadas en México en este sector son químicos fármaco biólogos, bioinformáticos, analistas clínicos, biólogos, epidemiólogos, biomédicos e ingeniería química en general. Cabe señalar que posiciones en el área de ventas también tienen un amplio campo de trabajo, aunque es importante recalcar que hoy los talentos de las áreas comerciales también requieren una especialización en la materia.
Definitivamente el área de la biotecnología es atractiva para los ejecutivos pero se requiere de mucha experiencia, cerca de 10 años, así como de un posgrado, para aspirar a un cargo dentro del sector.
México cuenta con plataformas pequeñas pero suficientes para el desarrollo económico basado en biotecnología. Sus acuerdos bilaterales y multilaterales en materia de comercio, su ubicación, su diversidad biológica y su infraestructura académica y empresarial parecen indicar que el siguiente paso en su desarrollo económico debe estar ligado a la innovación en biotecnología; los aspectos normativos y éticos, vinculación entre academia e industria, y el aún elevado costo de los tratamientos forman parte del los principales retos que enfrentamos para la consolidación.