Addictware | Noticias de Tecnología - Un reto impostergable, empoderar emocionalmente a las niñas en México

Dra Claudia SoteloEl reto es tener a niñas seguras de sí mismas, capaces de sacar provecho a sus potencialidades y alertas al peligro y posibles discriminación.

Para empoderar emocionalmente a las niñas desde su primera infancia, pasando por todas las etapas del desarrollo humano, las menores deberían tener padres totalmente incluyentes en aspectos clave de la vida (familiar, escolar, social), darles herramientas para percibir y denunciar cualquier tipo de discriminación, y fortaleza para poder cuidarse en situaciones que sean potencialmente riesgosas, con lo cual es posible reforzar el autocuidado, el autoconcepto y tener una autoestima fuerte para enfrentar los retos en la vida adulta.

Este apoyo debe iniciar con las familias en sincronía con las escuelas. No podemos negar que hay avances, ya que en muchos estratos sociales las niñas están caminando a la par de los varones en actividades y deportes que antes eran 100% masculinos. Sin embargo, no podemos negar la realidad que viven muchas menores de edad en donde no están creciendo en igualdad de condiciones, careciendo de las mismas oportunidades que los varones e incluso padeciendo situaciones de discriminación y violencia en varios sentidos (de género y sexual).

La equidad de género en las niñas se está presentando principalmente en zonas urbanas, en colegios particulares, y algunas públicas cuyo modelo educativo es activo, donde pueden trabajar conjuntamente con la familia y su entorno social para saber enfrentar escenarios de violencia, discriminación o situaciones latentes donde está inmiscuida la delincuencia.

En CEEPI estamos convencidas que dotar de recursos emocionales a las niñas y vivir en ambientes familiares incluyentes, generará mujeres que podrán explotar sus talentos y capacidades al máximo y con una salud mental plena; no obstante, los entornos sociales y laborales a los que se enfrentarán.

Con base en información de la clínica CEEPI, se destacan algunas características de las familias que están empoderando emocionalmente a sus hijas, aún sin ser conscientes de ello:

  • Sus padres son totalmente incluyentes. Nunca se cuestionan el género ni los roles. Ven a sus hijas como personas completas e integrales y les brindan recursos afectivos para que tengan éxito en las actividades que emprendan, sin importar a lo que se vayan a dedicar y cuáles sean sus preferencias o pasatiempos.
  • Si perciben algún tipo de discriminación hacia sus hijas suelen reaccionar con mucha determinación y coraje. No vislumbran un mundo con diferencias entre unos y otros.
  • Claro que enseñan a sus hijas a cuidarse de situaciones de peligro o posibles escenarios de abuso sexual, al igual que lo hacen con los varones. También despliegan estrategias de prevención de escenarios de riesgo.
  • Un punto fundamental: estas niñas gozan de ensuciarse en el lodo y en la tierra cuando van al parque, porque sus padres saben que esa es una parte fundamental de la infancia.
  • Refuerzan su autocuidado y su autoconcepto sin hacer diferencias entre ellas y ellos.
  • En muchos colegios y hogares mexicanos estas barreras prácticamente han desaparecido; es decir, niñas y niños realizan las mismas actividades.
  • Están conscientes de los riesgos de inseguridad que existen en México, que igualmente aplica para niñas y niños; sin embargo, no por eso les inculcan una visión temerosa de la vida. Al contrario, son padres realistas pero con una visión positiva en todos los sentidos.
  • En las casas, los roles y actividades se reparten sin importar el género: cocinar, lavar ropa, hacer el quehacer; mamá y papá son el primer ejemplo de ello.
  • No hay juegos de niños y de niñas. Todos están incluidos, si quieren participar, todos están invitados.
  • Las niñas siempre son escuchadas. Desde que nacieron tienen voz y voto, aunque siempre hay respeto y disciplina tanto con sus padres como con sus hermanos y viceversa.
  • Son familias que funcionan armónicamente con relación a los afectos, los valores, las responsabilidades, las expectativas, y en el cumplimiento de sus obligaciones. En estos hogares la comunicación fluye de forma constante y natural.

El cambio que se está presentando en vlas familias mexicanas se ha dado de manera gradual, sin embargo, precisó que es necesario fomentarlo para evitar la cultura del machismo, que aún rige muchas familias mexicanas, y sólo puede darse si participan las familias, los colegios y la sociedad en general. Eso sí, una sociedad incluyente necesariamente debe basarse en familias incluyentes que propaguen oportunidades para todos. Con certeza esto erradicaría en gran medida el flagelo de la violencia de género en el país.