La alta movilidad en vacaciones, la demanda logística y mantener los niveles de servicio en momentos críticos presionan al sector del transporte de manera transversal, especialmente en la gestión del combustible.
Los picos de movilidad en la temporada de fin de año son prometedores para el sector del transporte nacional, pero chocan con un obstáculo a superar todavía: el combustible. Es uno de los mayores costos que deben acarrear las empresas, sean aerolíneas o flotas, sosteniéndose a veces con márgenes muy estrechos y con métodos obsoletos.
Según un reciente análisis de EPAM Systems, una de las mayores debilidades de las empresas de transporte es la dependencia de sistemas heredados, hojas de cálculo y flujos manuales que dificultan la precisión, la visibilidad y la coordinación entre equipos, y eso puede que ralentice los buenos resultados que ha tenido este sector de la economía en el país.
En México, el sector de carga y logística, por ejemplo, se proyectó que alcanzaría en 2025 un valor de 124.4 mil mdd, y que crecerá anualmente 5.45 % hasta 2030, de acuerdo a cifras de Mordor Intelligence – Mexico Freight & Logistics Market. Y esto solo es una pequeña fracción, que no contempla otros rubros de gran costo como el transporte aéreo (tanto de carga como de pasajeros).
La incidencia del combustible en esto es clave como uno de los elementos más sensibles para cualquier operación de transporte. La exposición a fluctuaciones del precio del diésel, la gasolina o el jet fuel puede tener efectos directos en la rentabilidad y en la capacidad de responder ante la demanda estacional. Es una vulnerabilidad que muchas organizaciones del sector reconocen y han buscado modernizar en materia de gestión de costos.
Según explican los expertos de la multinacional tecnológica, en temporadas altas y tan demandantes como la de fin de año, cada punto porcentual de eficiencia marca la diferencia, por eso muchas empresas alrededor del mundo están migrando hacia modelos modernos de gestión de combustibles, para tener mejores niveles de predictibilidad, mayor capacidad de respuestas y un control más sólido sobre los costos.
La automatización, la integración de sistemas y la visibilidad en tiempo real se están convirtiendo en los nuevos estándares para sobrellevar la presión estacional sin comprometer la operación.
Por eso, la modernización es un prerrequisito para competir en un mercado donde el combustible determina buena parte del desempeño financiero. Las herramientas que ayudan a gestionar la volatilidad y optimizar procesos internos hacen que se pueda transitar con estabilidad estos meses de mayor movimiento.
Para compañías que administran miles de millones de dólares en combustible, continuar operando con métodos heredados afecta la productividad e impide anticipar riesgos, bloquear precios estratégicamente o evaluar de manera ágil distintas alternativas de abastecimiento y cobertura ante la volatilidad del mercado.
EPAM ha observado cómo, en muchos casos, equipos reducidos deben asumir procesos complejos sin herramientas integradas que les permitan actuar con rapidez. Mencionan, por ejemplo, la falta de escalabilidad de los sistemas actuales, la dificultad para comparar opciones avanzadas de gestión de riesgos, como plataformas de Commodity Trade and Risk Management (CTRM), y la ausencia de integración con sistemas centrales como SAP o plataformas de negociación.
Entonces, realizar una evaluación objetiva y estratégica es un desafío adicional para organizaciones que operan bajo presión constante. Por ello, las empresas del sector han comenzado a apoyarse en diagnósticos especializados que revisan procesos de punta a punta, identifican cuellos de botella, contrastan plataformas disponibles en el mercado y construyen un caso de negocio claro para la modernización tecnológica.
La experiencia de EPAM muestra que una estrategia basada en la evaluación de procesos internos y en el análisis comparativo de soluciones del mercado, permite a las empresas avanzar con menor riesgo y mayor claridad. Este enfoque no solo agiliza la identificación de fallas operativas, sino que acelera la toma de decisiones al mostrar, de manera comparativa, el impacto financiero y operativo de adoptar nuevas plataformas frente a mantener los sistemas heredados.
Las compañías que den el paso hacia soluciones tecnológicas integradas, con procesos estandarizados y capacidad analítica, serán las que logren sostener eficiencia y resiliencia en los próximos ciclos de alta demanda.

